¿Cómo hacer trabajo de prevención primaria de violencia de género en tiempos de pandemia?

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Una mujer muestra su mano como signo de detener Una mujer muestra su mano como signo de detener

La prevención de la violencia de género es posible. Los modelos más efectivos de prevención se centran en el trabajo integral para combatir las causas y los factores de riesgo que la exacerban  tales como la desigualdad de género, el atestiguar o experimentar abuso en la infancia, las limitadas oportunidades económicas, el conflicto y tensión dentro de las relaciones de pareja.

Un componente fundamental de estos modelos es llevar a cabo actividades de movilización comunitaria. Sin embargo, debido a la pandemia de COVID-19, existen importantes retos para llevar a cabo este tipo de actividades, dado que las personas aún no se sienten cómodas asistiendo a reuniones, debates, actividades, entrenamientos y eventos presenciales, que son una parte fundamental de estas estrategias de movilización.

Organizaciones sociales que trabajan en América Latina y el Caribe han dado luces sobre el tema. Por ejemplo, la ONG Raising Voices, muy conocida por su trabajo de prevención, realizó un estudio global para comprender cómo las organizaciones que trabajan para la prevención de la violencia de género están gestionando bajo la actual situación de la pandemia.

El estudio encontró que estas organizaciones han tenido un incremento en la demanda de sus servicios. Más allá de los retos por el confinamiento, la escasez de recursos, la falta de experiencia en implementar programas en línea, la carencia de recursos humanos entrenados y dispuestos a trabajar en una situación como esta, entre otros, el 53% continuaron realizando sus programas de prevención de la violencia de género.

Lo pudieron hacer porque sus acciones estaban enraizadas completamente en la comunidad, generaron confianza con las personas con las que trabajan, y pudieron ser flexibles ante las necesidades. En este sentido, centraron las acciones de promoción hacia las familias y vecindarios, trabajando en grupos más pequeños, haciendo visitas domiciliarias de casa en casa, y guardando todas las medidas de bioseguridad.

Asimismo, la organización desarrolló guías de orientación y herramientas para la movilización comunitaria, para que los grupos sociales pudieran mantener sus actividades durante la pandemia.

Otra experiencia importante es la adaptación a la realidad de la pandemia del programa de prevención “Una victoria lleva a la otra”, implementado por las ONGs Women Win y  Empodera en Brasil, con el apoyo de ONU Mujeres y El Comité Olímpico Internacional.

Esta iniciativa tiene como objetivo utilizar el deporte como una herramienta para la promoción de la igualdad de género y la eliminación de la violencia de género. Los principales desafíos por el contexto de la pandemia para su implementación han sido la falta de acceso a internet por parte de las participantes, el que no tuvieran espacios de privacidad para conversar, y la reducción de la disponibilidad de las niñas y adolescentes para participar en el programa, dado el incremento de las responsabilidades familiares.

Las estrategias realizadas para adaptar el programa al nuevo contexto fueron mantener un contacto cercano con las participantes del programa a través de sus celulares, y para darles mayor privacidad se les dieron auriculares; la creación de grupos de WhatsApp para continuar con los grupos participativos; y el otorgamiento de cupones de alimentos para aliviar la presión económicas de las familias.

En cuanto al trabajo con hombres y niños, la ONG Promundo Global ha realizado la adaptación de  sus programas “Programa P”, para promover una paternidad corresponsable y no violenta, y “Programa H|M”, para involucrar a adolescentes en la transformación de normas de género no equitativas y violentas relacionadas a la masculinidad.

Las capacitaciones se han adaptado a formatos en línea, desarrollando plataformas virtuales, vinculando especialistas de aprendizaje remoto y desarrollando videojuegos interactivos en torno a los estereotipos de género. 

Sin embargo, los desafíos para la implementación de programas de prevención primaria de violencia de género durante la pandemia siguen siendo enormes. A los ya mencionados, se agregan la falta de espacios seguros para la ejecución de las acciones tanto virtuales como presenciales, la ejecución de los programas en línea que garanticen la protección de confidencialidad y privacidad de las beneficiarias, y llegar a las mujeres y niñas en las áreas más marginales que no tienen acceso a internet o a herramientas digitales.

Para el Banco Mundial, es muy importante continuar impulsando buenas prácticas y soluciones innovadoras tanto a corto, mediano y largo plazo que ayuden a eliminar la violencia de género , más allá de los retos que imponga el contexto actual.

Más información sobre estas experiencias aquí.

 


Autores

Maria González de Asis

Gerente de Práctica de Sostenibilidad e Inclusión Social para América Latina

Manuel Contreras-Urbina

Especialista Senior en Desarrollo Social para América Latina y el Caribe en violencia de género.

Diana Catalina Buitrago Orozco

Consultora sobre violencia de género para la región de América Latina y el Caribe

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